Petr Cech nació en Pilsen junto a sus hermanos Sarka y Michal, que murió en el hospital a los dos días por una infección. Trillizos con el cráneo ligeramente más débil que el resto de niños. Una lesión en la pierna siendo jugador del Viktoria, un niño, le apartó de los terrenos de juego y al regresar lo pusieron bajo los palos para que no corriese tanto y forzase su recuperación. Ahí se quedó, bajo los palos, soñando ser delantero.
Y como en la portería la soledad puede llegar a hundirte, decidió aprender idiomas para poder comunicarse con soltura con todos sus compañeros en este mundo tan global y entender a los rivales. Habla el portero del Arsenal checo, alemán, inglés, francés, español, italiano y chapurrea ruso.
Hace un año pidió a los médicos del Arsenal que le permitieran jugar sin su casco protector. Hacía ya nueve años que Stephen Hunt en un Reading-Chelsea le había fracturado el cráneo. Se quejaba Cech que el casco no le permitía escuchar bien lo que pasaba en el campo. Los médicos se lo prohibieron, un riesgo que no querían asumir.
Cech seguramente escucha peor bajo ese casco de rugby adaptado a él pero no ha perdido ni un ápice de sensibilidad. Por esto, al acabar el Arsenal-FC Barcelona buscó a Leo Messi para abrazarle demostrándole con este gesto la veneración de un rival al mejor jugador del mundo. Hasta este partido, Cech podía alardear – que nunca lo hizo- de ser el portero al que Messi nunca había logrado marcar. No lo hizo porque sabía que era cuestión de tiempo. Cech abrazó a Leo y Ronaldo lo estaba viendo por televisión. Un abrazo, ¡tremenda herejía!, si los abrazos no están de moda…
El delantero del Real Madrid quiere que los hombres le llamen Ronaldo, porque suena más fuerte, y las mujeres Cristiano. Desde hoy, el portugués será siempre Ronaldo. Porque para que se entere Cristiano o Ronaldo provoca la misma música y el mismo mensaje: más abrazos Ronaldo, y menos tonterías.
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