A Diego Armando Maradona nunca le ha gustado que le comparen con Messi. Él es el Pulsa, el más grande, él es Dios. Suyo es el ‘10’ de la albiceleste, sólo él es capaz de levantar a un pueblo, sólo él ha conquistado la Copa del Mundo para su país.Maradona ama a Carlitos Tévez, canchero como él, con el que se habría unido para “dar hostias” a Messi y Luis Suárez por el penalti indirecto, seguramente para acabar con “piñas” también contra Johan Cruyff si se hubiera cruzado en su camino cuando el holandés se atrevió a lo que Maradona ve como una ofensa. Maradona no soporta que lo comparen con Messi y mucho menos que el mundo señale a Leo como el mejor jugador de la historia, el coleccionista de Balones de Oro, el antidivo que nunca se sintió el rey del boliche porque sabe que las adicciones te envían al hospital, a desvariar, a ser una caricatura de ti mismo.
Ha declarado Maradona a diferentes medios que le encantaría entrenar a un equipo para derrotar al tridente del FC Barcelona y no sé si es por el paso del tiempo o por otras circunstancias, Maradona olvida que su experiencia como seleccionador de Argentina fue un fiasco de dimensiones bíblicas; la única táctica era rezar a la Virgen de Luján, quedó tan retratado entre sus propios que alguno dejó de considerarlo un mito. Maradona sólo habla bien de Neymar, al que le augura que ganará el Balón de Oro, sin decir previamente “con permiso de Leo”. La puesta en escena del Pelusa es tan madridista que no me extraña que el sueño de Diego sea ¡entrenar al Real Madrid!
Debe ver muy mal a Zinedine Zidane, debe pensar que él lo arregla con una conversación en el vestuario, cree Maradona que él es el único cromo que le falta a Florentino. Y es más, incluso debe sentirse capacitado para convencer a Neymar, un brasileño, para que deje el Barça y abrace al madridismo con él como entrenador. Zinedine Zidane está mal. Sí. Pero, Diego, en la Fábrica hay otro argentino que despierta más seguridad para entrenar la primera plantilla que el líder de la iglesia Maradoniana. Se llama Santiago Solari y está demostrando estar más capacitado para entrenar que el Zidane con el que nunca se llevó bien. Pero está bien, Diego, podés seguir intentándolo. O rezar a la Virgen de Luján.
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